
Por estos días se ha vivido la feria de la especulación alrededor del paso de Juan Pablo Montoya de la Formula 1 a la NASCAR gringa. No quiero entrar en el mismo plan pero, sí quiero expresar mi visión como aficionado frente a lo sucedido.
Es triste (por decirlo de alguna manera) no tener a un compatriota en el mundial de automovilismo, más allá de si el campeonato es o no importante en un país o en otro, porque al fin y al cabo es El Mundial. No niego que me agrada la idea de volver a ver a Montoya en Estados Unidos porque quién no extraña esas maniobras locas a las que nos acostumbró en su paso por la Cart, cosa que solo es posible ver en este tipo de carreras que organizan los norteamericanos; pero, lo esperaba para dentro de unos años, no ya. Para mí era claro que Juan Pablo volvería a correr en Estados Unidos, aunque esperaba que se mantuviera en la F1 por lo menos por cuatro o seis años más.

Lo que está sucediendo es, de cierto modo, coherente con el carácter que siempre nos ha dejado ver de sí, negándose a ser un piloto de segunda, un gregario más. No había ningún equipo que valiera la pena que recibiera a Montoya. Con la confirmación temprana de McLaren con respecto a Alonso, se comenzó a cerrar todo, teniendo en cuenta además que este no iba a ser un año para su equipo. Así las cosas, la baja de su cotización no se hizo esperar y los equipos de punta no se dejaron ver con propuestas claras. Esperaba verlo vestido de azul porque sí era una opción real pero, seguro para él no fue lo mejor y menos después de las dos últimas carreras en las que se vió demasiado presionado. En todas partes se cuecen habas y no sabemos de qué clase eran las que se hacían en las oficinas del Team McLaren Mercedes, que para nada parecen ser las más amables ni "territorio de paz" como dicen por acá.

Se va de la F1 el mejor piloto colombiano de todos los tiempos, así a muchos les caiga mal, pero nadie tiene los resultados que él tiene y falta mucho tiempo para que alguien lo supere. El público colombiano, experto en aprender de modas deportivas, aprenderá a manejar el lenguaje de la NASCAR y saldrán todo tipo de "conocedores" que en la radio y los transmilenios comentarán cada una de las hazañas de Montoya. Para mí, será raro seguir viendo la F1 sin él, menos después de ver a Pedro de la Rosa deslizándose por la pista de Francia, acabando con las llantas y marcando tiempos que Juan Pablo podría superar. Me quedó más fácil ahora, pues puedo decidirme finalmente por apoyar a Alonso, no solo por la ausencia de Montoya sino por la cantidad de estupideces que dijeron unos cuantos esta semana comenzando por DinoSchumi y siguiendo con David Coulthard, que sí aceptó terminar su carrera como piloto del montón.
Prematuro o no, ya se fue (no creo que vuelva) y seguiremos viéndolo ganar.
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