
Si al matar a tigre nos asustamos con el cuero, ¿para qué matar al tigre?
La película La Zona me hizo pensar más en este tema, pues al lograr esta comunidad acabar con el supuesto enemigo que amenazaba su seguridad, se dieron cuenta del gran error que habían cometido y la falta de sentido de su acto (les tocó ver la película). En esta selva que es el mundo se vive una permanente guerra entre los tigres de las manadas y siempre la reacción es de terror ante los cueros de los tigres muertos. Todo porque aunque a veces nosotros mismos apoyamos la persecusión de los tigres "malos", la práctica demuestra que no se logra nada al matarlos, pues hay más tigres dispuestos a tomar venganza parados en el cuero terrorífico (y cuidado que dije terrorífico, no terrorista) y también porque a la final nos damos cuenta que el problema no son los tigres sino el clima de la selva. Han pasado algunos meses luego de la muerte del tigre Reyes y aún su cuero nos tiene en problemas con el tigre petrolero y el tigre andino. Éste débil pero bravucón y aquél fuerte por su billetera y ahora preocupantemente calmado.
Atención! Tigre asustado por Cuero de Tigre amigo...
Como cualquier tejido en descomposición, el cuero de Reyes cada día parece oler peor. Los cuestionados computadores aparentan contener muchas de las rayas de estos tigres vecinos y prueba de ello es lo que vimos hace algunos días cuando el tigre Chávez se devolvió para su parcela con la cola y la cabeza gachas, renegando de sus amigos, los tigres subversivos, por ser los "culpables" del asedio del Tigre Blanco.

El Debilucho Tigre Andino
Este espécimen sí que es patético. Se las da de bravucón, ruge como desesperado con todo y baba espuma por el hocico pero, no es más que un pobre gatito ante el rugido de su papá, el tigre petrolero, que por estos días lo tiene abandonado a su suerte como padre irresponsable que es. Y como le da miedo del tigre de nuestra manada, muestra los dientes intentando asustar. Así es el tigre Correa, quien esta semana no ha hecho más que revolcarse en otra de sus pataletas, buscando mostrar que si sus dientes no son muy buenos, podría comprar unos para medio armar una pelea. Eso sí, pelea de tigre con burro amarrado, donde por supuesto él no sería el tigre.
Y así están todos: Rayados. Cada día le sale una raya más a todos los tigres de estas manadas adolescentes que viven una puesta en escena permanente en la que cada uno tiene su rol bien definido, por lo cual ya no le creo a ninguno y solo me dedico a pensar en cada raya que descubren día a día. Eso me entretiene, aunque desafortunadamente sigamos caminando por un piso entapetado de cuero de tigres.